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El presidente del CELS de Buenos Aires, Horacio Verbitsky, recibe el XI Premio Joan Alsina de Derechos Humanos

En memoria del sacerdote catalán asesinado en Chile por la dictadura de Pinochet
Casa Amèrica Catalunya
15-11-2011


El periodista y escritor argentino Horacio Verbitsky ha sido galardonado, en calidad de presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Buenos Aires, con el XI Premio Joan Alsina de Derechos Humanos.

Verbitsky ha recibido el premio, una escultura de Rego Curten, en el trancurso de un acto celebrado en Casa Amèrica Catalunya, entidad impulsora de esta distinción junto a la Asociación en Apoyo de las Organizaciones Populares Chilenas (ASOPXI).

El Cónsul General de Argentina en Barcelona, Felipe Álvarez de Toledo, ha entregado el premio a Verbitsky (imagen adjunta), quien, visiblemente emocionado, ha agradecido el apoyo constante a la causa de los Derechos humanos en Argentina de Casa Amèrica Catalunya y de los colectivos argentinos radicados en Catalunya y España.
El premio Joan Alsina lo instituyó el Ayuntamiento de Barcelona en memoria del sacerdote catalán asesinado en 1973 por la dictadura del general Pinochet en Chile. En las últimas ediciones han recibido este prestigioso galardón, entre otros, el juez chileno Juan Guzmán Tapia, el abogado argentino Carlos Slepoy y el fotoperiodista español Gervasio Sánchez.

El CELS que preside Horacio Verbitsky es una organización no gubernamental que desde 1979 trabaja en defensa de los Derechos Humanos y el fortalecimiento del sistema democrático en Argentina.

Así pues, desde hace más de 30 años, el CELS denuncia con nombres y apellidos violaciones de los derechos humanos y trabaja de forma intensa para influir en la formulación de políticas públicas fundamentadas en el respeto de los derechos fundamentales.

El CELS también impulsa reformas legales e institucionales para mejorar la calidad de las instituciones democráticas y promueve un mayor ejercicio de estos derechos para los sectores mas desprotegidos de la sociedad.

«Ahora emigran mil españoles cada mes hacia Buenos Aires»


X.V. vigo /
La voz de Galicia
9/4/2011

La historia se repite. «Ahora emigran mil españoles cada mes hacia Buenos Aires», afirma la cantante Lorena Lores, quien ostenta la presidencia de Arxentinos no Exterior. Dice que lo ha constatado en las pasadas Navidades. «Lo curioso es que van en plan turístico, pero se ponen a buscar trabajo y, al conseguirlo, se quedan en Argentina, porque es un país muy abierto y receptivo para los emigrantes, como nos sucedió a los gallegos tiempo atrás, incluso ahora lo están haciendo algunos, sobre todo los que tienen allá familia, porque el país está creciendo a un ritmo del 9% anual», argumenta.

Se le dio la vuelta a la tortilla, porque hace diez años sucedía todo lo contrario. Lorena Lores recuerda esa época de penuria económica con una sola palabra: corralito.

«En el Consulado de Argentina en Vigo figuran 3.000 inscritos, pero hay más, dado que muchos argentinos no están dados de alta, por tener la doble nacionalidad, como es mi caso», manifiesta.

Refiriéndose a la situación de los que residen aquí, sostiene que a los argentinos no les afecta tanto el paro como a otros colectivos. «La mayoría de los que han venido son profesionales, dado que se trata de médicos, odontólogos, fisioterapeutas y psicólogos. Pero también son especialistas en otros sectores, como la carpintería, fontanería... Pero, a partir de la llegada de la crisis, hace un par de años, muchos argentinos iniciaron el viaje de retorno a su país, donde la economía se está mostrando de una forma emergente».

Resalta que los que regresaron fueron más del sector de la construcción. «En el Consulado solo constan 30 familias, porque son los que han necesitado de unos trámites para poder llevar sus pertenencias. Sin embargo, también hay algunos jóvenes que han vendido sus casas y decidieron regresar. De todos modos, el porcentaje de retorno es pequeño, se baraja el 10% en toda España. Lo que ocurre es que muchos de la construcción se están planteando irse», argumenta.


Jóvenes españoles hablan del mundo de oportunidades que se les abre en Brasil


Una abogada y una máster en dirección de empresas explican su atasco profesional en Barcelona

28/10/2011
La Vanguardia - Barcelona
Ana Macpherson

"Mi nombre es María S. y me acabo de graduar del Master de Dirección de Empresas (MBA) en Esade. Estoy trabajando en una empresa del sector digital en Barcelona, pero con la mirada puesta en Brasil y en el potencial que puede tener para un perfil como el mío…” Y el correo sigue pidiendo algún contacto para resolver los problemas de visado. En otro, C.E. dice que “no sé si me podría ayudar o al menos dar algunos consejos. Después de Navidad me voy a ir a vivir a São Paulo, voy a dejar un empleo y trasladarme a Brasil. (...) Estoy ahora en fase de buscar empleo, sea en el sector jurídico, ya que soy abogado, o en otro como el hotelero, mundo de la empresa, de la información...”

Son dos de los correos que el corresponsal de La Vanguardia, Fernardo García, recibió ayer tras publicar su reportaje sobre “Brasil busca mano de obra”. Todos piden ayuda, información. Se quieren ir.

A María, 30 años, sus cientos de contactos de su MBA o de otros ámbitos (la red es grande) le dicen una y otra vez “¿Qué haces todavía en España?”. El mundo está en otro lugar. “De los 180 del curso español del máster quedan aquí apenas diez. Los demás se han ido. Y algunos de los que se han quedado ni siquiera tienen trabajo”. Eso que parece algo tan común entre los conocidos de cada español, es casi impensable para un MBA. “Hemos invertido mucho, dos años trabajando catorce horas diarias muy duro. Y mucho dinero. Tengo que pagar el crédito, esto es como una hipoteca”, explica María. Y aquí, aunque le encanta la experiencia que está teniendo en la pequeña empresa que le ha contratado en Barcelona, pagan los sueldos más bajos del entorno. Ella no llega a 2.000 euros. Lo habitual en Estados Unidoso Brasil para un MBA es entre 4.000 y 5.000 al mes.

C.E. no revela su nombre porque no ha comunicado a su empleador que se va. Pero en Navidad quiere dejar su trabajo con contrato fijo “que no está mal, pero quiero nuevos retos y aquí no hay nada”. Su novio, arquitecto sevillano que llevaba seis meses dando clases particulares para sobrevivir en Madrid, ya trabaja en São Paulo. “La verdad es que trabajé mucho más como arquitecto antes de terminar la carrera que después. Me pilló el fin de la bubuja. Y aquí me ficharon tras un día de prueba. Se está construyendo mucho y de todo. Se está bien”, asegura Miguel, 30 años, desde el estudio de arquitectura que en enero le fichó al otro lado del mundo.

“Allí se mueven todos los negocios y tendré muchas más oportunidades de montar una empresa de servicios”, explica C.E., abogada, 28 años. “La abogacía está bien, pero está tan jerarquizada que dentro de unos años me dejarán participar en un trocito de cada operación. No me veo así toda la vidaymejor cambiar ahora. El problema son los visados”.

María S. sabe lanzar empresas, productos de internet en su caso, “y me encanta, pero el potencial de financiación que hay allí o en Estados Unidos no tiene nada que ver. España ni existe como opción, y casi tampoco Europa, aunque algunos compañeros se han ido a Milán o a Londres. El desarrollo personal y las grandes oportunidades están en los países emergentesyBrasilme encanta. son latinos y cálidos”. ¿Volver? “Ya lo haré, mis padres pasaron un tiempo en Estados Unidos, quizá haga los mismo”.

Ni ella ni C.E. sienten ningún vértigo por meterse de cabeza en un país más inseguro, más caro, menos protegido. Las redes de contactos funcionan, no se sienten solas, saben dónde preguntar y pedir ayuda si hace falta. Hay “amigos” en todas partes. Y lo de los visados está a punto de arreglarse. “Hay una auténtica avalancha de españoles”, aseguran.


Cómo expatriarse a Brasil por trabajo


Brasil pide mano de obra a España y son muchos los españoles que se embarcan en esta aventura

Lectores corresponsales
La Vanguardia - Barcelona
15/11/2011 - 17:49h


Xavier Grau
Sao Paulo (Brasil)


Me trasladé de Barcelona a Sao Paulo hace unos nueve meses por motivos laborales. Según explica en uno de sus artículos el corresponsal de La Vanguardia en Brasil, Fernando García, Brasil pide mano de obra a España y, con la crisis económica que estamos viviendo en nuestro país, son muchos los españoles expatriados en Brasil por trabajo. Mi experiencia es muy buena, pero como todo cambio, hay que medir muy bien los pros y contras antes de embarcarse en una aventura así. No hay que menospreciar un cambio de país y de vida, ni tampoco asustarse, simplemente meditar sobre los factores que nos motivan al cambio.

En primer lugar, iniciar un proceso de visado en cualquier país conlleva un proceso burocrático que puede llevar unos meses, y hay que estudiar bien las diferentes opciones y los requisitos necesarios para cada caso. Podemos consultarlo en internet o en cualquier embajada o consulado de Brasil en España.

En segundo lugar, hay que tener muy en cuenta el estado de Brasil al que queremos ir: Brasil es más grande que Europa y tiene 8,5 millones de km2, con muchos estados que tienen grandes diferencias del ratio costo de vida/ingreso, de estilo de vida, de oferta de trabajo, etc. Los estados del sudeste del país (Sao Paulo, Río de Janeiro, y Minas Gerais) concentran el mayor porcentaje de población y riqueza, lo que significa que también concentra más oferta de empleo. Pero ojo, dependiendo del tipo de trabajo y especialización puede estar en otros estados, conviene estudiar donde nos conviene más buscar según nuestro perfil profesional.

Por último, el costo de vida no es el mismo en Sao Paulo que Salvador de Bahía. Yo vivo en Sao Paulo y es carísimo todo. Es posible informarse un poco antes de venir del costo de alquiler de vivienda vía internet y de rangos salariales de cada ciudad en webs como www.imovelweb.com.br y www.catho.com.br.

Considero que vivir en otro país puede ser una experiencia extraordinaria y muy positiva tanto a nivel profesional como personal. La inmersión cultural enriquece las personas y les libera de los prejuicios. Un sabio dijo: "Todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde". Conocer la cultura local, la realidad socio-económica, defectos y virtudes de una nación (es decir "el molde") es el desafío más grande al que se enfrenta un extranjero. Ese conocimiento indiscutiblemente ayuda a un profesional a gestionar mejor el negocio o trabajo fuera de sus fronteras.

Animo a todos que lo hagan al menos una vez en su vida, si eso encaja dentro de sus proyectos personales, no obstante, es imprescindible valorarlo bien. Hay riesgos y sacrificios que deben ser considerados, como estar lejos de la familia y amigos, el desconocimiento de las costumbres, trámites burocráticos que puede ser agotadores, etc.

Las personas que vivimos fuera de nuestras fronteras asumimos el papel de "extranjeros" no por voluntad propia, sino porque es normal que en el país de acogida te lo recuerden en cosas tan simples como abrir una cuenta en el banco (no tienes históricos), alquilar una casa (no tienes comprobante de renta), etc, y eso es lo que te recuerda tu "estatus de extranjero". En Brasil específicamente no he notado tanto esto como en otros lugares, el choque cultural es relativamente bajo y el periodo de adaptación corto, ya que los brasileños son gente en general hospitalarios, alegres, y amables, que te ayudan a sentirte bien y adaptarte con rapidez.