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Jordi Pujol: “Sin presión de Guayaquil no habrá autonomías”

Xavier Sánchez | Editor El Universo de Guayaquil
Publicado el 27 de abril de 2005
También en: El món de Julio

Pujol, “padre de las autonomías” en España y presidente de Cataluña por 24 años, se refirió a este sistema de gobierno.

Se considera un fanático del Barcelona Fútbol Club, de España, pero no a muerte, aclara Jordi Pujol, conocido como “El padre de las autonomías” en Cataluña, región en la cual fue presidente durante casi 24 años.

Al responder sobre las autonomías y al nombre que “copia” el ídolo del fútbol guayaquileño, dice que es más fácil crear un equipo que cambiar la mentalidad centralista de un país que entre sus aspiraciones incluye las autonomías.

Pregunta: ¿Su visita coincide con una crisis política que evidencia la situación del Ecuador?

Respuesta: Es cada vez evidente que Ecuador debe resolver sus serios problemas. Me sorprende, y por supuesto que se debe evitar en el futuro, que en ocho años tres presidentes hayan sido derrocados por vías que no son las normales. Un país, para progresar necesita estabilidad, continuidad y gobernabilidad, y esto parece que en Ecuador no se da.

P: ¿Es oportuno impulsar un proceso de autonomías en estas circunstancias?

R: En estos momentos de inestabilidad parece que no es un buen momento pero también es bueno porque algún día esto puede obligar a hacer a Ecuador lo que hizo España en los años 75 a 80. Tenemos que refundar el estado, el estado no ha funcionado, tenemos que refundarlo.

P: Parecería lírico...

R: Digámoslo de otra forma. Debemos introducir cambios que hagan que el país funcione y para ello se debe tener respeto a los órdenes democráticos, por ejemplo respeto a la separación de poderes. En fin, introducir una mentalidad positiva, creativa, que no haya canibalismo político, en el que haya unos cuantos valores básicos en bien del país que sean asumidos por todo el mundo, y entre estos valores debe estar el autonomismo, porque este está demostrado en Alemania, España, ahora en Italia, en Austria, Bélgica. Se ha visto cómo la descentralización resulta desde el replanteamiento más modesto hasta el estado fuerte de las autonomías. Hay muchas gamas (de autonomías), pero del país depende (alcanzar) una de esas gamas... Esto puede formar parte de un nuevo enfoque que va desde el respeto a las normas constitucionales, hasta introducir elementos nuevos, valores comunes nuevos.

P: Usted habla de valores, uno de los antivalores en el medio es la corrupción.

R: No me corresponde hablar de si hay o no corrupción, y suponiendo que la hubiese, elementos de corrupción hay en todas partes. Evidentemente la corrupción es un cáncer para el país.

P: ¿Estas circunstancias inciden en una autonomía?

R: Las autonomías nunca son perfectas porque siempre se basan en una cierta tensión del poder central. Por ejemplo, el federalismo norteamericano, los cantones suizos. Todo lo que es vida es tenso, la empresa y el sindicato, la agricultura y la industria.

P: En Ecuador, cuando se menciona a Quito y Guayaquil se las compara con una bipolaridad. ¿Ello en cuánto puede incidir con un proceso de autonomías?

R: En España las autonomías han permitido un desarrollo del país, pero también se daba una cierta bipolaridad entre Barcelona y Madrid, ahora es menos, pero esto no necesariamente debe ser malo.

P: Sectores opuestos a los procesos de autonomías plantean como opción la descentralización.

R: Falta saber qué se entiende por descentralización y autonomía. Se trata de los territorios, que Quito, la Amazonia, Esmeraldas tengan capacidad para tomar decisiones, asumir responsabilidades, iniciativas. Esto enriquece porque si no siempre habrá que esperar a que de Quito llegue el permiso.

P: A las propuestas de autonomías sus opositores incluso las han calificado de novelería.

R: En Ecuador no sé, pero en España no es novelería, en Alemania no lo es, en Austria no, en los Estados Unidos no, en Canadá tampoco. En Ecuador hay una cosa que es real, conozco un poco su economía, lo que sí es cierto es que hay una realidad que es Guayaquil. Antes Guayaquil era poca cosa. Desde principios del siglo XIX ha desarrollado una realidad económica, política, social muy importante. Esto no es una novelería, es una realidad que ha ayudado mucho al progreso del Ecuador y a la que hay que darle respuesta, hay que permitirle a esa zona que se desarrolle con profundidad, con plenitud, con energía, sin frenos.

P: ¿El objetivo de una autonomía es viable en las actuales circunstancias?

R: No conozco la historia del Ecuador. Veo que el Ecuador tiene necesidad de conseguir una estabilidad, conseguir que el mundo político esté más apaciguado y además haya la existencia de unos valores y objetivos comunes, uno de los cuales creo que pudiera ser bueno que fuese la estructuración del Ecuador como un estado de las autonomías también.

P: ¿Cómo encauzar las autonomías cuando hay diversas posiciones como las autonomías regionales, provinciales, cantonales?

R: Hay que tener siempre en cuenta lo que es la realidad. La Amazonia es una realidad, Guayas, Guayaquil y todo su entorno son una realidad; Quito y la Sierra es una realidad; Cuenca es una realidad, Esmeraldas, la zona norte es una realidad, tienen una consistencia, hay que respetar las realidades.

P: Las autonomías también pueden resultar frágiles...

R: A la gestión de Cataluña la veo positiva, pero es evidente que con el tipo de autonomía no es suficiente para lo que es su personalidad, cosa que no se da en Ecuador, a más de un tema del cual no me meto, que es de tipo indígena.

P: ¿Cómo se maneja la economía en una región con autonomía?

R: Guayas tendrá que pagar una cuota de solidaridad como la paga Cataluña. Lo que pasa es que Cataluña tiene una cuota de solidaridad que ahoga a Cataluña y según aquí me dicen que también ahoga a Guayaquil.

P: ¿Cómo proyecta al inmigrante ecuatoriano en España?

R: España no es un país uniforme. Cuando los emigrantes llegan a Cataluña enfrentan realidades. Cuando ve que las clases se dan en catalán se lleva una sorpresa y cree que el país es unificado –en cuanto al idioma–. España por una parte es un problema, por otra le da un gran impulso y sin esta presión de Cataluña y el País Vasco, no sé si hubiera habido autonomía. En Ecuador, a lo mejor, si no hay presión de Guayaquil no habrá autonomías.
Guayaquil, la república mártir
Pres de: http://vacacela.blogspot.com/

Està clar que l'historia l'escriuen els vencedors, inclús de vegades la geografia, però l'idiosincràcia d'un poble (tinga l'estatus polític que tinga) no podrà ser mai esborrada ni anulada pels guanyadors. Aquest és el cas de la República de Guayaquil, antic (i efímer) estat sud-americà.

Julio Vacacela

Els pobles sovint tenen consciència de la seua mateixa existència malgrat les vicissituds polítiques que hajan hagut de viure en el transcurs dels temps. Encara que només les situem a la vella Europa, les anomenades "nacions sense estat" també existeixen a altres continents, i a les Amèriques n'hi han almenys dos casos encara no resolts: els de Santa Cruz, a Bolívia, i el de Guayaquil, a l'actual Equador. Hui ens ocuparem del segon cas.

La ciutat de Santiago de Guayaquil (2.500.000 habitants) és actualment la més poblada de l'Estat equatorià. És el centre de l'economia nacional i el port principal. Des dels seus molls l'Equador exporta al món la major part de la seua producció de plàtans, produïts també a les rodalies de Santiago de Guayaquil. Aquesta ciutat és la capital de la província de Guayas i de la regió Costa, conformada també por altres quatre províncies: Los Ríos, El Oro, Esmeraldas i Manabí. La seua importància com a port ja era tal en temps de l'antic Imperi Espanyol, quan aquesta ciutat era la capital de l'anomenat Departament de Guayaquil, una entitat politicoadministrativa que des de Madrid s'afegia de vegades al Virregnat de Nova Granada (actual Colómbia) i de vegades al Virregnat del Perú, ficant la primera pedra d'una situació d'indefinició política que fins el segle XXI encara no s'ha resolt.

Amb el triomf de la Revolució d'Octubre del 1820, el Departament de Guayaquil se separa d'Espanya per a constituir-se en Estat sobirà. Les petites dimensions del nou país i la seua estratègica ubicació geogràfica el convertien en motiu de confrontació entre els seus dos grans veïns, Colòmbia i Perú, que encara no havien finalitzat el seu procés separatista i que consideraven a la ja independent Guayaquil com a part fundamental del seu territori. Quan el 1822 l'exércit colombiá aconsegueix la victória definitiva contra les forces realistes, el seu cap, Simón Bolívar, s'adelanta a les intenciones d'un Perú encara envolt en la seua mateixa guerra d'independència i annexiona Guayaquil a la Gran Colòmbia contra la voluntat del poble guayaquileny. El cap de l'exércit peruà, José de San Martín, es va dirigir inmediatament a la ciutat per a entrevistar-se amb Bolívar i aclarir aquest i altres temes relacionats amb el procés separatista americà però no va tindre éxit.

La confrontació entre les dues majoritaries forces independentistes posava en perill la victoria final contra l'exèrcit realista de Ferran VII, i calia prendre mesures entre els dos líders per a fer més asequible el triomf final. L'acord al qual van arribar els dos Alliberadors incloïa l'anexió definitiva de Guayaquil a Colòmbia i l'unificació de les forces independentistes en un sol exércit, sota el mandat de Simón Bolívar. Guayaquil deixava d'existir com a nació per a pagar el preu que un mal anomenat Alliberador demanava per a no perjudicar les expectatives d'independència de la resta de Sud-américa. Guayaquil es convertia, a manera de mártir, en testimoni mut d'un pacte que permetria la victòria final contra les forces realistes.

No obstant, l'eufòria bolivariana duraria poc temps. Els nous estats creats per Simón Bolívar mantenien fronteres artificials i malament definides, que gairebé immediatament es convertirien en motiu per a noves guerres, ara entre les noves nacions sud-americanes. A més a més, el model centralista implantat en la pràctica només significava traslladar l'opressió burocràtica des de Madrid a Bogotà, i això va terminar esquerdant la unitat de la Gran Colòmbia de Bolívar, que el 1830 va dissoldre's donant origen a tres nous estats: Veneçuela, Nova Granada (que després prendria novament el nom de "Colòmbia") i Equador. Aquest últim estat heretaria la província de Guayaquil, conquerida 8 anys abans per l'exèrcit colombià, convertint-la en la seua regió Costa i dividint-la en les províncies que actualment la conformen. Des de llavors l'Estat Equatorià ha intentat eliminar dels llibres d'historia qualsevol referencia al procés independentista de Guayaquil, a la República del mateix nom i a la forçada anexió duta a terme per Simón Bolívar. Van anomenar-se amb el nom del "Alliberador" carrers, places, edificis i altres construccions situades a l'antiga república conquerida. Va implantar-se un sistema administratiu centralista destinat a prendre tots els beneficis que seguisquen possibles des dels territoris perifèrics per a la capital. Així van passar 185 anys d'opressió econòmica i cultural i de falsificació històrica, gairebé dos segles durant els quals va castigar-se als guayaquilenys amb la ignorància de la seua mateixa història, però sense aconseguir tots els objectius pretesos des de Quito, perquè la rivalitat regional s'ha anat incrementant amb el passar dels anys.

El 2000 va celebrar-se a la província de Guayas un referèndum promogut per un partit polític autonomista ("Fuerza Ecuador"), que proposava declarar l'autonomia (que no independència) de la província. Va guanyar el Sí amb el 90% dels votants, i el mateix any va realitzar-se el mateix referèndum a les altres quatre províncies de la Regió Costa, totes amb victòries del Sí. Ja han transcorregut cinc anys des d'eixes resultats i no ha passat res de res. La concepció centralista de l'Estat Equatorià es manté. No obstant això hi ha una cosa que està canviant. Els mitjans de comunicació establerts a Santiago de Guayaquil han començat a modificar el seu discurs, adoptant posicions encara políticament correctes, però subtilment independentistes o al menys autonomistes. La nova era de la comunicació digital també està permetent cada vegada a més guayaquilenys independentistes tractar el tema lliurement en llurs weblogs, ja sense la censura d'una societat en la que parlar d'independentisme és encara com cridar al diable. Així, cada dia son més els guayaquilenys que descobrixen una història que les havia estat negada des del sistema educatiu oficial i ja criden sense temor que volen el retorn del "Guayaquil Independiente" en cada manifestació. Està clar que l'historia l'escriuen els guanyadors, però hi ha una cosa que no pot esborrar-se malgrat la repressió de dos segles i és la identitat d'un poble, eixe vincle gairebé subconscient que ens fa sentir germans als que compartim una mateixa cultura i una mateixa manera de veure la vida. El 1822 la República de Guayaquil va deixar d'aparéixer als mapamundis, però allò que va aconseguir Bolívar només va ser com tallar un arbre, deixant totes les seues arrels intactes, esperant l'hora de tornar a créixer. Han hagut de passar 183 anys, però sembla que finalment ja es poden veure les primeres branques de l'arbre. Un arbre de què tan sols falta esperar que florisca i done fruits.

Llegir també:

http://www.clarin.com/diario/especiales/sanmartin/t1_246.htm
http://www.ejercito.mil.ar/dahe/historia/biografia05.html
http://www.crucedelosandes.com.ar/guayaquil.asp
http://www.crucedelosandes.com.ar/renunciamiento.asp
http://www.monografias.com/trabajos10/dosca/dosca.shtml
http://www.todo-argentina.net/biografias/san_martin/mili032.htm
http://www.nicolaslopezcordero.com/nlc/guayaquil/index.html
Els oblidats

Després de voltar durant un mes per Mèxic, d'assaborir la llum de Oaxaca, de veure la nit a Pátzcuaro, d'airejar-nos a Veracruz, capbussar-nos al Pacífic i flairar la cendra d'un volcà a Colima; entrar en una llibreria de vell del DF se'ns presentava com un aperitiu d'una altra aventura

MARC RECHA - 22/06/2005
La Vanguardia


Les llibreries de vell estaven concentrades al llarg d´un carrer força transitat. Refugiar-se en aquells establiments era com ficar-se uns taps a les orelles. De sobte, tot el desori de l´exterior desapareixia. Ara sentíem la respiració dels qui remenaven llibres. Vaig trobar edicions exhaurides, biografies d´anarquistes, molta cosa sobre l´època del populisme més estripat a la Barcelona dels anys vint i trenta. De quina manera hauria arribat aquell material a DF? En alguns llibres encara podies llegir una signatura o potser una dedicatòria que em varen fer pensar amb les que havia vist als llibres de les golfes de casa els avis.

En un racó d´una de les llibreries vaig fullejar exemplars escrits en català. Endinsar-se en aquells magatzems era com si tot d´una haguéssiu anat a parar en una excavació arqueològica. Aquelles tombes del laberint de l´exili republicà deixaven entreveure una cara de la diàspora dels oblidats. Una part de la memòria deliberadament bandejada, arraconada, sepultada entre quilos de pols. Enmig de tot allò, aliena a la mínima espurna de curiositat, vàrem veure una dependenta protegida amb una mascareta. Semblava avorrida de passar-se el dia arrossegant els peus entre prestatgeries insulses. Era evident que per a aquella noia submergir-se en aquells centenars de volums plens d´àcars esdevenia un desafiament a l´al·lèrgia, però per al passavolant, si trobaves més o menys el que buscaves, no tenia preu.

Esgotàvem els últims minuts a DF, l´avió no tardaria a enlairar-se. Ara sí que el viatge s´acabava. De camí a l´aeroport provàrem d´evocar l´allau d´imatges que havien marcat aquesta aventura a la deriva. Impossible. Els tequiles que liquidàrem en un bar de la terminal ens estovaren els sentits. Així que sense gairebé adonar-nos ja estàvem anxovats al mamut volador i una hostessa molt tibada ens digué en francès que ens cordéssim el cinturó. Benvinguts a Europa!

Rendits ens passàrem tot el viatge dormint. L´arribada a l´aeroport del Prat va ser freda, més aviat magre. Faltaven tres dies per deixar el 2004 i a Barcelona la gent anava atrafegada pels carrers humits, altres passejaven aquell cofoisme desesperant que s´havia començat a gestar en l´època de les olimpíades.

Bufava un ventet glacial, però hi havia riuades de gent escarxofada a les terrasses dels cafès. Badocs impenitents, vagarívols eterns, despistats, macarres desocupats, especuladors granítics, revolucionaris de pa sucat amb oli, somiatruites enfonsats, moderns prefabricats, displicents de tota mena, tots solitaris recalcitrants, plenipotenciaris de la xafarderia.

Amb prou feines vam tenir forces per agafar el cotxe. Quan enfilàvem cap a casa em vaig adonar que l´activitat als carrers i places de Barcelona ens havia fet entrar d´una clatellada a la roda inexorable d´una nova experiència. L´excitació engrescadora de clavar-nos en un altre sidral posà un pessic de pebre al trajecte de tornada.
Compartir piso a los 80

Jóvenes y ancianos comparten vivienda en un programa que este año se ampliará a inmigrantes

Esta iniciativa permite resolver al mismo tiempo dos problemas: el de la soledad de los mayores y el del alojamiento de los jóvenes.

RAMON SUÑÉ - 20/06/2005
La Vanguardia

Ocho años después de su puesta en marcha en el distrito del Eixample, el programa de convivencias Viure i Conviure se ampliará el próximo curso a jóvenes inmigrantes. El concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Barcelona, Ricard Gomà, ha confirmado a La Vanguardia el propósito de ir extendiendo a otras tipologías de jóvenes la aplicación de esta fórmula de relación intergeneracional entre personas mayores y estudiantes. Con esa intención, este año se iniciará alguna experiencia piloto que permitirá, por ejemplo, que una madre con hijo de corta edad, y en proceso de reagrupamiento familiar, comparta piso con una señora de 65 años y que se resuelva así un doble problema: el económico y de alojamiento, por un lado, y el de la soledad, por el otro.

El programa Viure i Conviure se inició en Barcelona en 1997 a partir de una iniciativa de la obra social de Caixa Catalunya que contó con la colaboración del Ayuntamiento y las universidades catalanas. Otras ciudades también se incorporaron al proyecto y, en la actualidad, ya son 27 los ayuntamientos adheridos, la mayoría catalanes.

Hasta ahora el programa estaba abierto únicamente a universitarios de entre 18 y 35 años, sin contrato de trabajo y que se han de desplazar fuera de su ciudad para estudiar. La otra mitad de la pareja son personas mayores autónomas, que viven solas y a las que la Fundació Viure i Conviure concede una ayuda de 100 euros mensuales para que hagan frente a los gastos extra (electricidad, agua, gas, etcétera) que les supone el hecho de compartir vivienda. Las dos partes adquieren un compromiso por escrito en el que se establecen los derechos y deberes que han de observar para mantener una relación equilibrada.

Los ayuntamientos -en el caso de Barcelona por mediación del servicio de Promoción Social y Acción Comunitaria- aportan a la pareja la persona mayor de 65 años, mientras que las universidades nutren el programa de jóvenes estudiantes. Ricard Gomà destaca la eficacia de este plan que permite "resolver al mismo tiempo dos problemas: el de la soledad de los mayores y el del alojamiento de los jóvenes".

El concejal de Bienestar Social hace hincapié en el trabajo previo de selección de las parejas -los técnicos evalúan las posibilidades de que la convivencia cuaje- y en el seguimiento que a lo largo de todo el curso realizan los psicológos y trabajadores sociales. "Dar un salto cuantitativo importante e incrementar en cien de golpe el número de parejas acogidas al programa en Barcelona sería relativamente fácil. Pero preferimos hacerlo progresivamente porque no podemos permitirnos que fracase ninguna convivencia. Por eso el informe técnico y el seguimiento son tan importantes", argumenta Gomà.

De momento no se ha registrado ninguno de esos fracasos -entendiendo como tales las convivencias interrumpidas- que los responsables del programa quieren evitar a toda costa. En el curso que ahora acaba, sólo en Barcelona han convivido bajo un mismo techo 125 parejas acogidas al programa Viure i Conviure, 15 más que en la temporada 2003-2004. La gran mayoría de las personas mayores que han participado en la campaña de este año (el 89,6%) son mujeres, y en el 72,8% de los casos tienen más de 75 años.

El perfil de los jóvenes estudiantes no está tan claramente definido. El pasado curso siguieron el programa en Barcelona 66 chicas y 44 chicos, con una media de edad de 23 años. Además de ser una fórmula de convivencia intergeneracional, el proyecto Viure i Conviure se está consolidando como programa intercultural. Cincuenta de las 110 convivencias registradas en la capital catalana durante el curso anterior fueron con estudiantes extranjeros y, entre ellos, 41 procedentes de países latinoamericanos. El siguiente paso consistirá en dar entrada a inmigrantes que no necesariamente se encuentran en Barcelona para seguir estudios universitarios.

La idea de que la convivencia bajo un mismo techo de ancianos y estudiantes es una exclusiva del Eixample es ya historia. Así fue en sus orígenes -el Eixample, por las buenas condiciones de sus viviendas y por la existencia de un alto porcentaje de población mayor de 75 años era el mejor laboratorio para una experiencia pionera en España-, aunque en la actualidad la iniciativa se ha extendido a los diez distritos de la ciudad. El Eixample, con un 39% de las convivencias registradas en la ciudad, sigue a la cabeza, seguido de Gràcia (12%) y Sant Martí (11,2%).
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Una mirada al movimiento nadaísta colombiano

Conferencia de Eduardo Escobar, poeta y escritor.
Presenta Arturo Bolaños Martínez

Jueves 16 de junio
Sala Joan Maragall
Centro cívico Pati Llimona.
Regomir, 3 (18.30 horas).
Barcelona

Eduardo Escobar

Nació en Envigado, Colombia, en 1943. Educado en la rígida formación de la región antioqueña estudió con los padres escolapios y los hermanos maristas y fue a dar al seminario de misiones extranjeras de Yarumal un breve tiempo. Al abandonar el intento de la santidad, como ha dicho de sí mismo, comienza a vivir en Medellín la aventura del nadaísmo, movimiento de vanguardia creado por el poeta Gonzalo Arango y del que fue cofundador con Amílcar Osorio y Alberto Escobar Angel, en 1958. Pronto publica sus primeros poemas en revistas y periódicos. En 1966 publica su primer libro, La Invención de la Uva. Y al año siguiente Monólogos de Noé. Publica la primera revista del nadaísmo en Pereira, La Viga en el Ojo. Segunda Persona, en 1969, poemas. Del Embrión a la Embriaguez, el mismo año. Buenos Días Noche, en 1973. Cantar Sin Motivo en 1977. Confesión Mínima, esbozo autobiográfico en 1978. El Instituto de Cultura publica en 1979 una Antología Poética suya. Y la Universidad de Antioquia, Escribano del Agua y las Canciones de Golpe de Suerte, escritas para la obra del grupo de la Candelaria de Bogotá. Organiza y edita la correspondencia del nadaísmo desde su fundación hasta la muerte de Gonzalo Arango, Correspondencia Violada. Otros libros suyos son: Vámonos de Fracasos por el Aire Desnudos y el libro objeto Cucarachas en La Cabeza. Recopiló una antología de la poesía nadaísta, una colección de los principales manifiestos del movimiento para Arango editores de Bogotá. Nadaísmo Crónico y demás Epidemias, de 1994, recoge artículos suyos de prensa, publicados en El Tiempo de Bogotá y en revistas universitarias. Entre sus últimas obras están Ensayos e Intentos. Prosa Incompleta de Villegas Editores y el libro de relatos Las Rosas de Damasco, ésta última aún por publicarse. Hace veinte años mantiene una columna en el periódico El Tiempo, de Bogotá, galardonada con el Premio Simón Bolivar al mejor columnista.
Cuba, de colonia a república

Coloquio

La Càtedra Unesco de Cultura Iberoamericana organiza hoy jueves 16 de junio y mañana vienernes 17, el coloquio internacional Cuba, de colònia a república, en el que participan destacados ponentes internacionales. Las sesiones de la mañana del jueves 16 están dedicadas a la época de la esclavitud y la distribución de la tierra, y participan Rebecca J. Scott, de la Universidad de Michigan; Michael Zeuske, de la Universidad de Colonia; Javier Laviña, de la UB; Imilcy Balboa, de la Universitat Jaume I, y Alejandro de la Fuente, de la Universidad de Pittsburg.
En la tarde de este mismo jueves se hablará del fin del periodo colonial.

Universitat Pompeu Fabra
Ramon Trias Fargas, 25-27, Barcelona
Información: 935-42-29-16
Catalanes en el Caribe colombiano
El Heraldo (Barranquilla, Colombia)



Hay una significativa presencia catalana en la pintura moderna colombiana. En 1918 los Obregón Arjona fijaron su residencia en Barcelona, donde en 1920 nació Alejandro Obregón Rosés.

Fragmento inicial de la ponencia de Adolfo González Henríquez sobre la novela Los Muertos Tienen Sed, de Xavier Auqué Lara, en Barcelona.

El legado de Ramón Vinyes ha sido estudiado en sus proyecciones sobre la literatura colombiana (Jacques Gilard, Jordi Castellanos, Jordi Lladó, Jaume Huch y Ramón Illán Bacca, entre otros), pero esto de ninguna manera agota el tema de la influencia de Vinyes en Colombia. Su obra es parte de una historia más amplia, todavía no estudiada: la de los catalanes en Colombia, el caso de una minoría regional europea que aporta modernidad a un país americano.

Desde mediados del siglo XVIII la vida económica de Santa Marta estuvo dominada por un grupo de comerciantes catalanes cuyos exponentes más importantes fueron Gerardo de Oligós y sus descendientes, los Oligós Díaz Granados, pioneros en el cultivo de café en Colombia. También fueron dueños de pulperías y tiendas, y fabricantes y dueños de goletas dedicadas al comercio con el Caribe insular. De algunos de ellos descienden figuras entre si muy distintas pero importantes como Don Abel Carbonell y Carlos Vives. Los catalanes y sus hijos reaccionaron en forma diversa frente a la lucha por la independencia. Algunos hicieron causa común con la Corona y otros se unieron a los rebeldes: son los casos de dos figuras importantes, aunque poco estudiadas, de nuestra historia republicana como José Maria Carbonell y el General José Sardá.

Por otro lado, los estudios sobre migraciones extranjeras muestran que, durante el siglo XIX, Colombia se preocupó por contar con una inmigración europea que aportara los elementos de civilización necesarios para el desarrollo. En los esfuerzos por elaborar una política estatal de inmigración aparecen, entre líneas, los catalanes. Estas directrices estuvieron fundadas en consideraciones de estabilidad y orden público: prevenidos contra ciertas ideas conflictivas, asociadas a los italianos (masonería, anarcosindicalismo), los gobiernos prefirieron inmigraciones que, como la catalana, a su laboriosidad agregaban coincidencias de lengua y religión.

La llegada de los catalanes de fines del siglo XIX, y comienzos del XX, tuvo características de inmigración privada fragmentaria, con frecuencia marginal e invisible. Su aporte está conectado con la construcción de la Colombia moderna y puede sintetizarse en tres palabras: arte, ilustración y empresa, es decir, creación de un acumulado de riquezas materiales y espirituales que nos acompañan hasta nuestros días.

A comienzos del siglo XX, nació en Barranquilla una empresa que hoy es casi un símbolo patrio: Carulla & Cia, fundada en 1904 por José Carulla Vidal, un joven «perito mercantil» que había llegado para convertirse en exportador de mercancías americanas hacia Europa. Y su primer punto de venta, abierto en Bogotá, se llamó El Escudo Catalán, iniciándose así la primera y todavía hoy una de las mayores cadenas de supermercados del país.

Para mediados del siglo XX se organizó en Colombia otra empresa de origen catalán que es hoy un legítimo motivo de orgullo nacional. En 1953 se estableció en Bogotá el medico catalán José Ignacio Barraquer Moner, para convertirse en uno de los oftalmólogos más importantes del mundo y fundar una infraestructura profesional, educativa y científica de alto nivel: el Instituto Barraquer de América (1964), y la Clínica Barraquer de Bogota (1968). Gracias a esta infraestructura, y a los recursos humanos que allí se forman, Colombia es uno de los centros mundiales de la cirugía ocular, tanto en la parte clínica como en los procesos de formación oftalmológica e investigación especializada.

Hay también una presencia catalana visible en las obras civiles. Uno de los arquitectos más importantes de Colombia es Rogelio Salmona, hijo de padre catalán, discípulo de Le Corbusier, a quien puede considerarse como un humanista que diseña espacios habitables o, lo que es lo mismo, un poeta de la arquitectura que se inspira en la literatura, los indios colombianos y la relación del agua con el espacio: «La Alhambra corrobora que la verdadera razón de la arquitectura es el goce». Otro catalán que construyó obras civiles en Colombia durante el siglo XIX fue Luís Llach, ingeniero civil de la Universidad de Barcelona, diseñador y constructor de Quibdo.

Volviendo a Barranquilla, hacia finales del siglo XIX encontramos una lista interminable de catalanes figurando entre sus principales industriales y comerciantes. Entre ellos los descendientes del General Sardá. En 1883 Ricardo Arjona Sardá, también de ancestros cubanos, fundó la Fábrica de Jabones La Cubana así como la primera fábrica de hielo que tuvo la ciudad. Años más tarde, en 1910, la sociedad conyugal formada por su hermana Isabel Arjona Sardá y Evaristo Obregón Díaz Granados, dio lugar a un hito de la industria manufacturera colombiana: Tejidos Obregón, que durante la primera mitad del siglo XX fue la principal textilera del país. Además de actividades agropecuarias tradicionales desarrolladas en las propiedades del Magdalena (ganadería, tabaco), la familia Obregón Arjona incursionó en la navegación fluvial (Compañía Colombiana de Transportes), la banca (Banco Comercial de Barranquilla), electricidad (Compañía de Energía Eléctrica de Barranquilla) entre otros.

Hay una significativa presencia catalana en la pintura moderna colombiana. En 1918 los Obregón Arjona, en su mayor parte, fijaron su residencia en Barcelona, donde en 1920 nació Alejandro Obregón Rosés, hijo de Pedro Obregón Arjona y Carmen Rosés, catalana, el pintor mas importante de Barranquilla y uno de los mejores que haya dado el país. Otro exponente de origen catalán en nuestra pintura moderna colombiana es Enrique Grau, de Cartagena de Indias, creador de un estilo inspirado en los motivos naturales del Caribe. Y por ultimo Juan Antonio Roda, nacido en Valencia en 1920 y formado en Barcelona. Tuvo participación activa en la vida intelectual catalana y fue amigo de Antoni Tapies; para Marta Traba se trataba de alguien «perteneciente al grupo de insurrectos de Barcelona y Madrid» que había introducido tendencias renovadoras en España. Llegó a Colombia en 1955 y se quedo para siempre, convirtiéndose en uno de los colombianos más importantes del siglo XX. Fue dibujante, grabador, impresor, joyero y retratista. Dejó un célebre cuadro en La Cueva, bar de Barranquilla de importantes resonancias literarias.

La impronta catalana en la educación es un capitulo brillante de la historia de Colombia que está por escribirse. Con motivo de la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial, llegaron profesores extranjeros prestigiosos que contribuyeron a oxigenar el ambiente intelectual del país.

Entre ellos llegaron algunos catalanes que hoy figuran con derecho propio en la historia intelectual de Colombia. Por ejemplo, José de Recasens, quien hizo carrera en círculos académicos y medios de comunicación, desempeñándose en temas de frontera entre humanidades, ciencias exactas y arquitectura. O Pau Vila, quien en su primer viaje colaboró con la fundación del Gimnasio Moderno de Bogotá y de la Librería J. Auque & Salazar y en su segundo se convirtió en uno de los protagonistas de la geografía moderna en Colombia y recibió la Cruz de Boyacá, máxima condecoración que otorga el Gobierno Nacional. O José Maria Ots Capdequi, quien utilizó su permanencia en Colombia para sus investigaciones de archivo sobre historia del derecho y fundó la cátedra de Derecho Español e Indiano en la Universidad Nacional.

Como ocurre en toda América Latina, la industria editorial catalana ha proporcionado a muchos colombianos su primer contacto con la Madre Patria y algunos adolescentes creíamos que Barcelona no era otra cosa que el nombre de una gran librería con un excelente equipo de fútbol. Hacia finales del siglo XX llegó la sociedad Aguas de Barcelona para constituir, luego de décadas de desgreño y corrupción, un servicio eficiente de agua potable en Barranquilla y convertirse en el líder del negocio privado de agua potable en la Costa Caribe. Pero el testimonio más elocuente de la presencia catalana en Barranquilla se da en el terreno religioso: la cumplida observación de la efemérides de la Virgen de Montserrat, cuya estatua se conserva en la Catedral Metropolitana, con sermón en catalán incluido en una iglesia repleta.

Un escritor barranquillero entre Colombia y Cataluña es Javier Auque Lara, nacido el 30 de abril de 1923, hijo de Xavier Auque Masdeu, socio catalán de Vinyes en la célebre librería y Concepción Lara de Aguas. Auque Lara fue un pionero tanto en la novela bananera en Colombia (junto con García Márquez) como en la investigación social de este tema. Su trabajo en este campo fue una novela, Los muertos tienen sed, de 1970 (Monte Ávila Editores, Caracas), publicada sobre la cresta de la ola de Cien años de soledad, pero de ninguna manera inspirada en ella porque fue escrita por la misma época. Auque Lara escribió una novela en su primera salida al mundo literario, terminó su primer borrador y poco después se dedico a los compromisos laborales, relegando el borrador a la oscura dignidad de los cajones. Entregó su necesario trabajo de reescritura a ese infaltable «mañana» de nuestra cultura latina, y sin quererlo el borrador se volvió texto definitivo. La coyuntura de Cien años de soledad generó una demanda de textos con referentes bananeros y Auque Lara cedió a la tentación de publicar el borrador de lo que hubiera sido una novela bastante ambiciosa. Una novela de interés antropológico y sociológico sobre el departamento del Magdalena, una de las regiones más conocidas pero menos estudiadas y violentas de nuestro país.
En busca del sabio catalán (II)
La Barcelona de GARCÍA MÁRQUEZ
El Heraldo (Barranquilla, Colombia)


Josep María Castellet, García Márquez, Carlos Barral, Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Salvador Clotas, Julio Cortázar y Juan García Hortelano, en un restaurante de Barcelona, en 1972.

Por Heriberto Fiorillo,
enviado especial

En Barcelona, Gabriel García Márquez y su esposa, Mercedes Barcha, tienen hoy cuidado con los lugares que visitan. En sus mejores horas, bares, cafés y restaurantes de la capital catalana flotan enrarecidos, ambientados en el gris de la humareda que la mayoría de los comensales atizan en perjuicio de todos. Barcelona es, con Tokio, una de las ciudades del mundo donde se fuma con mayor efervescencia. En los setenta, todos también fumaban, Gabo fumaba, sus amigos fumaban, hasta Mercedes fumaba, aunque los paquetes de cigarrillos no cargasen, como ahora, enormes y múltiples prevenciones mortuorias.

«Durante las horas de trabajo –dijo por aquellos tiempos García Márquez a Miguel Fernández-Braso - fumo cuarenta cigarrillos negros y el resto del día se me va en desintoxicarme. Los médicos dicen que me estoy suicidando, pero no creo que haya trabajo apasionante que de algún modo no sea un suicidio».

Los García Márquez habían llegado por primera vez a Barcelona en octubre de 1967 con el propósito de permanecer no más de ocho meses en la capital catalana, huyendo de las hieles de la fama provocadas por el éxito de Cien Años de Soledad y buscando, en el país de Franco, material de lectura sobre los dictadores, para su próxima novela.

«Inicialmente pensé que podría ser el monólogo del propio Patriarca –ha dicho Gabo- pero me dí cuenta de que si la historia era contada únicamente por él, la novela se reduciría a un solo punto de vista. Durante mucho tiempo me leí todos los materiales que encontré sobre el tema, inclusive decidí viajar a España porque quería conocer todas las posiblidades de tratamiento sobre el tema».

A los periodistas que empiezan a buscarlo entre las ventas de periódico de Las Ramblas y los corredores de hotel, Gabo les revela a fines de los sesenta por qué estaba él destinado a vivir en aquella ciudad: «Era lo natural. Traté mucho, e influyó mucho en mí un librero catalán establecido en Colombia: Ramón Vinyes. Él presidía la tertulia del Café Colombia. Gran tipo. Mi homenaje anónimo fue incluirle en la nómina de locos personajes que pueblan Macondo. Ramón era un hombre muy enterado».

Barcelona, además de ser una de las más bellas ciudades europeas, albergaba un núcleo cultural y de oposición intelectual al régimen franquista. De nuestras tierras había llegado antes el peruano Mario Vargas Llosa. Gabo habría vivido al principio en un apartamento de la calle Caponata 6 con Osí, cerca de la plaza Artós, y de donde vivía el apuesto autor de Los Jefes y La Ciudad y los Perros, para deleite y persecución de las jóvenes catalanas y latinoamericanas, que le robaban las camisas, las corbatas, los zapatos para guardarlos como recuerdos; o que se dejaban sin lavar el brazo donde él les había estampado un autógrafo.

A fines de los sesenta, el mundo literario reconocía en la calle e idolatraba en las academias a Vargas Llosa, pero era Cien Años de Soledad la novela que empezaba a cocinar entre los lectores del mundo la más grande exaltación hacia un autor latinoamericano: Gabriel García Márquez.

Eso ya lo intuía, lo entendía, el mismo Vargas Llosa que, impresionaban por la calidad literaria de su amigo, se dedicó varios años a estudiar el proceso de gestación de aquella obra apenas comparable con El Quijote, sobre la que escribió su hoy incunable libro analítico, Historia de un deicidio.

Los García Márquez: Gabo, Mercedes, Rodrigo y Gonzalo, habrían vivido también en otro apartamento de una calle empinada de Barcelona, Lucano 16, un espacio dominado por una salita con tres sillones, un canapé, una pequeña biblioteca, una grabadora con música y una máquina eléctrica sobre la mesa. En la pared, pegado con chinches, un cartel de la obra del Teatro Experimental de la Universidad Externado de Colombia, acerca de una pieza teatral extraída de varios cuentos suyos, con el poeta Raúl Gómez Jattin en el papel principal.

Rodrigo y Gonzalo iban al colegio y Mercedes lo administraba todo mientras Gabo se enfundaba en su overol azul o en un buzo de lana en invierno y unas medias rojas dentro de unas pantuflas de abuelita, para escribir, en una modernísima máquina eléctrica, si acaso una línea o dos cuartillas diarias, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde, con pequeñas siestas intermitentes en el diván cercano, mientras se fumaba él solo los cuarenta cigarrillos negros, buenos y de bajo precio, marca Celta. «Escribo en un cuarto sin ruidos y buena calefacción porque lo único que me perturba son las voces y el frío».

Luego Gabo corregía a mano, en tinta negra, el trabajo del día anterior y lo sacaba en limpio antes de pasar sus originales a una mecanógrafa que llegaba a la casa por las tardes. A esa hora salía él con Mercedes, los niños o algún amigo a caminar y a tomarse un café. A veces, café con leche y ponqué. Le gustaba cenar percebes, vino tinto, carne término medio, crepes suzettes y café en un lugar de su predilección, llamado La Puñalada o gazpacho, bola de lomo y puré verde en el Restaurante Amaya, para después ir al Barrio Chino con los hermanos Goytisolo, meterse a una cava y pedir un jerez, caminar un rato más el barrio gótico y terminar alguna noche en un bar flamenco oyendo a La Salerosa.

Gabito cumplía a veces citas para entrevistas en el restaurante del magnífico Hotel Ritz donde podía verse caminando al pintor Salvador Dalí o al cuentista y expresidente dominicano Juan Bosch. Después, cuando compró su Seat 1430, llevaba a sus verdaderos amigos hasta el barrio de Sarría, donde tenía un pequeño cuarto con una ventana que da a un trozo de césped y a una calle tranquila. Esos amigos recuerdan la mesa en que escribía, amplia, mallorquina, con soporte de hierro forjado y, al lado, el diván moderno para las siestas, una carpeta, lápices, una lámpara y sus anteojos de lectura.

Por entonces sus amigos, los hermanos Goytisolo, seguían viviendo en la casa familiar de la calle Pau Alcover. Eran los años de la gauche divine y la sala de fiestas Bocaccio, que García Márquez describirá después como “el cabaret de moda en Barcelona”, dentro del relato Tramontana, de Doce cuentos peregrinos.

La ciudad está de igual modo en María dos Prazeres, la singular historia de la agonía de una trajinada prostituta lusitana de 76 años de edad que quiere ser enterrada en el panteón del Cerro de Montjuïc, al que ve como el lugar donde nunca podrían alcanzarla unos fantasmas que la acosan desde niña.

Algunos de esos cuentos parecen el pretexto que Gabo buscaba en realidad para adelantarnos ciertas páginas de su segundo volumen de memorias, que ahora prepara. Donde ello se aprecia mejor es en Me alquilo para soñar, donde se dedica con virtud a rememorar su encuentro en Barcelona con el gran vate chileno Pablo Neruda.

El escritor colombiano pasa una temporada en Paris, donde viven o circulan Neruda, Cortázar, Edwards, Donoso, Barral, Fuentes y demás estrellas del boom latinoamericano, colaboradores de la revista Libre, dirigida por Plinio Apuleyo Mendoza y escenario al final de la histórica ruptura entre aquellos mismos amigos creadores, a propósito del apoyo que debían dar o quitar a la revolución cubana de Fidel Castro.

Pero estamos en 1970 y El otoño del patriarca parece prácticamente terminado. Al releerlo, Gabo lo encuentra sin embargo aséptico. Siente que le falta documentación y, sobre todo, el bendito olor de la guayaba. Esas serían justamente entonces las razones para irse, primero, a recorrer buena parte de los pueblos del Caribe y venirse después, en 1972, con su familia a vivir seis meses en una casa que Álvaro Cepeda Samudio le consiguió con su carnal Enrique Scopell, frente a un parque en Barranquilla.

En ese mismo año le fueron concedidos a Gabo el Premio Rómulo Gallegos de novela y el Premio Neustadt, con sumas que donó, respectivamente, al Movimiento al Socialismo (MAS) de Venezuela y al Comité de Solidaridad con los Presos Políticos.

García Márquez, miembro activo del Tribunal Russell y diplomático independiente, abogó en los años que siguieron, al lado de Omar Torrijos, por el reintegro del Canal de Panamá a los panameños, y después por la causa de los revolucionarios sandinistas en Nicaragua, junto con su amigo el novelista argentino Julio Cortázar.

La novela del dictador seguía bullendo en su cerebro y su libreta de apuntes, mientras dos volúmenes de cuentos suyos, leídos de primera mano por Vargsa Llosa, aparecieron durante este período: La increíble y triste historia de La Cándida Eréndira y su abuela desalmada (1973) y Ojos de perro azul (1974).

Gabo se lanzó también por aquella época a la aventura de publicar en Colombia la extinta revista Alternativa, de corte socialista, que soportó las presiones de los sectores políticos tradicionales durante poco más de cinco años, hasta su cierre en 1980.

Al Nobel le llevaría ocho años encontrar la forma de contar la historia de su dictador:
«Escribe como hablas», le había aconsejado, casi treinta años atrás, el sabio catalán.

«Yo creo que cuando Ramón Vinyes me dio ese consejo, lo que quería era decirme que escribiese con naturalidad, con claridad, para ser entendido por la mayor cantidad posible de lectores. En ningún caso me dijo que escribiese como quien hace fotografías. Eso no sería literatura».

El Otoño del Patriarca sale en 1975 y vende medio millón de copias. Su éxito de ventas supera al de Cien años de soledad. El rostro de García Márquez sale en todas las revistas.

García Márquez ha llegado a esta ciudad huyendo de la fama, pero en poco más de una década tiene una larga cola no sólo de periodistas que le persiguen en busca de una exclusiva sino de editores de todos los calibres que le piden para publicar sus cartas de amor a Mercedes, un prólogo sobre el Ché Guevara o aceptar el canje de su nueva novela por una espléndida quinta en Palma de Mallorca.

Ahora pertenece al mundo de los inmortales, perseguidos en vida y se une a la selecta lista de grandes plumas que alguna vez pasaron, pernoctaron o vivieron en Barcelona, encabezada por don Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote, Hans Christian Andersen, Jean Genet, William Irish, Antonio Machado, Henry Miller, George Orwell, Sergio Pitol, Carlos Ruiz Zafón y Manuel Vásquez Montalbán. Habrá que incluir también en ella a la catalana Mercé Rodoreda, quien ha escrito La plaza del diamante, calificada por Gabo como la novela más bella publicada en España después de la guerra.

En 1982 García Márquez obtendrá el premio Nobel de Literatura y ya nada para él volverá a ser igual. A partir de allí, todo lo que le ocurra será noticia.

A Barcelona, Gabo ha llegado anónimo y ha salido superestrella. Juan Luis Cebrian, su amigo, el jefe de jefes en el diario El País de Madrid, interpreta como nadie el fenómeno. “Ahora parece que comienza a pesarle no poder comprar un par de calcetines en una mercería de Mahón sin que la dependienta le regale con una mirada cómplice y una frase en tono conspirativo: «Le hemos reconocido, pero no se preocupe, sabemos que está de incógnito». Cuando llega a un restaurante, las librerías de alrededor agotan sus existencias de libros de García Márquez y se forma una enorme fila de comensales y camareros en tomo a su mesa pidiendo “una dedicatoria para mi hija, que estudia filología, ¿sabe usted?, y le dará una alegría inmensa.

«Hasta hace bien poco Gabo cumplía el rito con toda profesionalidad y aun con un asomo de satisfacción en la cara. No he conocido un escritor más consciente de lo que implica el acto creativo como comunicación con los demás, ni más eficaz a la hora de dedicar 31 horas a la corrección de las pruebas de sus obras, ni más pendiente de la comercialización de éstas, sabedor sin duda de que la vida del libro comienza cuando has terminado de escribirlo».

García Márquez debe recordar que, por ejemplo, en 1985, durante otra estadía suya en Barcelona, se divulgó el robo de un bolso de su esposa, Mercedes, con varios discos de El amor en los tiempos del cólera, entonces la última novela del maestro, poco antes de su publicación.

El bolso fue recuperado el mismo día, pero faltaban los discos. «En este caso, la ficción superó a la realidad», aclaró Gabriel García Márquez desde su apartamento: «Los discos estaban en blanco, pero me hubiese gustado que la historia hubiera sido cierta. Me habría convertido en el primer escritor a quien le roban un manuscrito en disco de ordenador. Por lo demás, no hubiese sido grave, ya que tengo seis copias de la novela».
Aquí nació Vinyes
El sabio que Gabito nos reveló
El Heraldo (Barranquilla, Colombia)


Xavier Pedrals, director del archivo municipal de Berga, lo guarda todo sobre Ramón Vinyes, en una foto a su lado.

Por Heriberto Fiorillo,
enviado especial

«Vinyes es un bosque muy espeso y estamos quizás a medio camino de descubrir su trabajo completo»

Nuestra saga del sabio catalán, iniciada en las últimas páginas de Cien años de soledad, acaba de recomenzar en el número 16 de la calle Ciutat en esta población catalana de Berga y en las conversaciones con investigadores nativos como Jaumé Huch y Xavier Pedrals.

Huch ha hablado antier con propiedad sobre la infancia del sabio Ramón Vinyes, en un aula de filología en la Universidad Autónoma de Barcelona en Bellaterra; Pedrals guarda como director del Archivo de Berga, todos los tesoros documentales sobre la vida y la obra de un coterráneo que crece gracias a los hallazgos y reflexiones de ambos.

En el patio del Colegio de Barranquilla para Varones, Ramón Vinyes se despide de un colega, una tarde de 1950, antes de irse a Barcelona.

Los dos no están solos en esto. Tras la enorme y pionera tarea de Jacques Gilard, el sabueso de Toulouse, otros profesores acuciosos como Jordi Lladó, Francesc Foguet I Boreu y Magí Sunyer conforman la vanguardia de los estudios sobre el disperso, variado y profundo legado de Vinyes, dentro y fuera de su ciudad natal, esta moderna población medieval de veinte mil habitantes, con castillos y condominios en el centro montañoso del Berguedá, a hora y media de Barcelona.

Huch y Pedrals han sido generosos con los visitantes. El primero nos ha guiado entre callejuelas hasta el pequeño edificio donde se dice que vivió Vinyes, y hasta un bar que acogió sus obras, el parque principal donde le han levantado un busto, la calle y la biblioteca municipal que llevan su nombre. El segundo ha puesto a nuestra disposición fotografías familiares del sabio, ilustraciones del vestuario que utilizaron sus actores al representar hace décadas Peter´s Bar, centenares de cuadernos con sus críticas y comentarios, garrapateados siempre en su tradicional tinta violenta.

Por último, Huch y Pedrals han sacado tiempo de sus múltiples compromisos para acceder a este diálogo con nosotros, en una sala silenciosa de la hermosa sede del archivo, situado en el llamado Pabellón de Suecia, en todo el corazón bergalán.

Los colombianos descubrimos a Ramón Vinyes, el sabio catalán, en 1967, gracias a la novela Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez ¿Ustedes, en Berga, cuándo descubren a Ramón Vinyes?

Huch: De jóvenes habíamos oído hablar de Ramón Vinyes pero es con motivo de la celebración del centenario de su nacimiento en 1982 cuando nos incorporamos un poco a investigar y reconstruir su historia y figura. Empezamos a tomar conciencia de quien era Vinyes recogiendo testimonios de algunas personas, poetas, escritores que lo habían tratado personalmente sobre todo durante la última época en el año 50 o 52. En ese momento se crea en la comarca una revista cultural cuyo primer número empieza a reivindicar la vida y la obra de Ramón Vinyes. Entonces a los jóvenes, estudiantes universitarios, nos entra el gusanillo de saber quién era y empezamos a leerlo y participamos en los actos del centenario de su nacimiento. Se estrena su obra: Junto al Mar Caribe y después viene L`ardenta cavalcada. Se hace una conferencia, se trasladan sus restos mortales al pabellón de los Bergalanes ilustres. También en 1983 se inaugura el monumento en la Plaza de la Paz de Berga, se empieza a hablar de Vinyes en la prensa nacional.

Pedrals: Se puede decir, además, que a Vinyes no acaba uno nunca de descubrirlo porque siempre te da sorpresas y quedas impresionado por la dimensión de su obra creativa y de su personalidad. Sobre todo cuando vienen de Colombia y nos explican aspectos inéditos de su obra y de su influencia en los escritores de allí, cosa que es muy buena para ustedes porque pudo hacer en Colombia lo que no pudo hacer acá, por la dictadura.

En 1982, Gabriel García Márquez obtiene el Premio Nobel de Literatura. Eso podría explicar el boom local sobre el poeta y dramaturgo. ¿Hoy en día cualquier campesino de Berga sabe quién es Ramón Vinyes?

Huch: Toda persona con un nivel cultural medio puede saberlo. Hay una población quizá de gente mayor que ha oído hablar de Vinyes, incluso alguien lo recuerda, de su última visita a Berga, en el año 50 y 51, cuando se estrenó también aquí una obra de teatro. La gente joven lo conoce gracias a los estudios. El ayuntamiento es conciente de que tanto la población de Berga como la de toda Cataluña, tiene aún que descubrir, de una forma más amplia y más justa, quién era Ramón Vinyes y por eso decidió instaurar un premio de teatro a nivel nacional con su nombre, intentando que todos los años haya una comisión que proponga eventos para honrarle.
Aún hay mucho trabajo por hacer, entre otras cosas, como decía Xavier, porque Vinyes es un bosque muy espeso y desde el punto de vista de descubrir su trabajo estamos quizás a medio camino. Tenemos por un lado sus diarios, por otro lado sus cuadernos literarios, sus notas de lectura; más del 50 por ciento de todo este material es inédito. Cuando hablamos de Vinyes, él es más un autor inédito que un autor publicado. Hemos dado pasos fundamentales publicando sus cuentos, divulgando algunas de sus obras representativas, pero estamos aún en una situación en que, editores e instituciones públicas, debemos encontrar fórmulas, mecanismos para dibujar no solamente su figura sino hacer este esfuerzo de poder editar su obra. Su poesía, por ejemplo, no está recogida en un volumen de modo completo. Vinyes es sobre todo un gran poeta que escribió poesía, obra en verso, escribió teatro, escribió prosa.

Hablamos pues de la obra de un gran poeta, sea o no en verso, pero su obra en verso no está recogida. Hay una pequeña antología publicada en 1982, un libro agotado y además un poco obsoleto. Por lo tanto se tendría que hacer también como un programa de recuperación de su teatro, primero en catalán y luego que algunas de sus obras de teatro más emblemáticas o representativas pudieran llegar a Colombia, traducidas al castellano. Tenemos que reivindicarlo también como un intelectual. Era un gran lector con una capacidad crítica espeluznante, que en los años 30 y 40 hace crítica y reseña de los autores que hoy son figuras mundiales pero que en aquel momento acababan de publicar. Gente como James Joyce y Virginia Woolf, y no sólo escritores anglosajones sino alemanes, franceses. Vinyes tuvo además, al parecer, una intuición para adelantarse a su tiempo y ver, como en el caso de García Márquez, que alguien podía llegar lejos. Eso ocurre con otros de sus leidos, gracias a toda esa información literaria y cultural que le permitía saberlo.

Por eso es importante publicar en principio unas antologías de sus notas de literatura universal, de autores hispanoamericanos, entre ellos colombianos, de catalanes y españoles, como de otros europeos y norteamericanos, porque en Vinyes encontramos manuscritos sobre teatro hispanoamericano, pero tenemos otros cuadernos en los que hay referencia a novelas, poesía, ensayos, obras de historia, de geografía, filosofía. Ojalá en los próximos años logremos ser capaces de encontrar, entre todos, fórmulas para que podamos ofrecer al público una selección de todo ese trabajo suyo como creador y como intelectual. En mayo vamos a publicar, por ejemplo, un libro que recupera sus artículos publicados en Meridià, un interesante y combativo semanario de Barcelona durante 1938, en plena guerra civil, hasta enero del 39.

Pedrals: Pues sí, Vinyes está en las escuelas de Berga, donde se comentan sus textos y se trabaja sobre su obra tanto en primaria como en secundaria. También en las facultades de Filosofía y Letras en las universidades. Ahí lo tenemos en el Paseo de la Paz, en la calle que le dedicaron, la biblioteca que lleva su nombre. Por eso me parece que casi es inexcusable que un bergalán no sepa quién es Vinyes. De igual modo es cierto que aquí en Cataluña estamos luchando contra el tiempo porque Vinyes es un autor de otra época, muy avanzado a su tiempo, con vigencia en su mensaje, pero en su época no tuvo los mecanismos para difundirse. Quizás su influencia se mantiene más fresca en el realismo mágico de García Márquez. Aquí tiene admiradores pero no pudo tener discípulos y la lucha de estudiosos como Jaumé es por colocar a Vinyes en el lugar que se merece.

Regresemos de nuevo. Cien años de Soledad aparece en 1967. Ahí nace frente a los lectores como nosotros el sabio catalán. ¿Cuando ante ustedes?

Pedrals: A Vinyes le ha dado mucha divulgación al hecho de que se le mencione en la obra de García Márquez. Evidentemente es su carta de presentación.

Hubiera quedado enterrado Ramón si no lo resucita Gabo…

Pedrals: Hubiera sido bastante más difícil sacarlo del ostracismo. De todas maneras, repasando algunos de sus cuentos, se ve clarísima la línea de parentesco entre ellos y los de realismo mágico de García Márquez. Hay uno, El albino, como llamó a su editorial, que lo demuestra. Por ello decía que en Colombia habría tenido alumnos, seguidores. Aquí no pudo, en medio de unas circunstancias muy difíciles. Cuando volvió la última vez, tras un período corto y con un nombre literario muy limitado en medio de una dictadura, el ámbito no era propicio para crear o consolidar una escuela.

¿Quién empezó aquí en Cataluña a decir: «mira que aquí hay un autor importante, mira que salió en Cien Años, que en Colombia lo conocen más que aquí», ¿Quién comenzó a hacer eso aquí?

Huch: Creo que también debemos hacer justicia a su hermano, Josep Vinyes. Yo era bastante joven cuando empecé a escribir mis primeros artículos, antes de conocer a su hermano en 1982. Para aquella época recogí el testimonio de un poeta local, sastre de profesión, hombre encantador y de una cultura impresionante, autodidacta también, un poeta que expresaba profunda admiración por Ramón Vinyes. Yo lo traté mucho y me asombré con su revelación. Esa alta opinión suya por la obra y la figura de Vinyes me insuflaron un afecto personal por él. Uno de los primeros artículos míos en la revista Comarcal es precisamente una larga entrevista con aquel poeta, durante la cual me cuenta no solamente sus recuerdos personales con Ramón Vinyes sino que alimenta mi curiosidad para seguir indagando sobre el dramaturgo desconocido que había escrito especialmente una obra para un actor local.

Ya yo venía con el gusanito. Había devorado Un literato de alto vuelo, la biografía un tanto romántica de Peres Ries sobre Vinyes, que publicaron a principios de los 70. Ahí me enamoré de la figura de Vinyes. En su etapa pre-democrática, el ayuntamiento de Berga le hizo un homenaje al trasladar sus restos mortales de Barcelona a esta población. Entonces pusieron una placa en su nombre y un verso suyo junto a una pequeña fuente, famosa por la calidad de sus aguas. Osea que en la década del 70 se hicieron algunas cosas.

El gran impulsador de la biografía es, precisamente, su hermano Josep, a quien conocí durante los actos del centenario de Vinyes en Berga. Josep felicita a los jóvenes que habíamos participado en la revista sobre Ramón y los dos empezamos a estrechar una relación personal invaluable. Tengo la suerte de visitarlo muchísimas veces en su casa y por eso decido, en 1984, hacer mi tesis de licenciatura en Filología Catalana para la Universidad Autónoma de Barcelona sobre la primera etapa de Ramón Vinyes. Había que empezar por el principio. La investigación me descubre una etapa eminentemente local, bergalana y otra barcelonesa, cuando él se traslada allá y comienza a trabajar con la prensa, a hacer teatro. Vinyes es muy precoz. Por supuesto que antes de 1904 ya ha hecho muchas adaptaciones teatrales y escrito poesía, pero su primera gran obra, El calvario de la vida se da en 1904, desde donde yo parto hasta 1912, un año antes de su primer viaje a Colombia.

Huch: lamenta con nosotros que esa ponencia suya sobre Vinyes no esté en castellano. «Es importante traducirla –dice-. Debería publicarse». El investigador observa que el universo de Vinyes, aunque escribiese textos en catalán, también era colombiano. «Junto al mar Caribe es una obra de teatro fantástica, en la que se refleja su añoranza de Cataluña y la enorme influencia del ambiente del mar Caribe sobre él». Yo le recuerdo una carta de Vinyes a Fuenmayor en 1944, cuando ya decía con orgullo: «nosotros, los escritores de la costa colombiana».

Pedrals: Me impresiona el hecho de que poco tiempo después de morir llegase a su casa el boleto de avión con el que pensaba regresar al Caribe. Porque cuando estaba en Colombia tenía añoranza, más de la montaña que de Barcelona pero cuando ya está aquí ha vivido tantos años en Colombia, se ha realizado allí donde ha cultivado tantos amigos, que quiere volver…

No podía vivir sin lo uno ni lo otro. El drama del inmigrante...

Pedrals: Allá encontró además catalanes de gran valía. Pau Vila, el que más, un geógrafo importantísimo, de éxito resonante aquí. Dos figuras de primera magnitud: Ramón y Pau. Figuran en las enciclopedias. Fueron socios allá. Imagínese que la organización comarcal que existe hoy en Cataluña la hizo ese mismo Pau Vila en 1936.

Estamos descubriendo que, de verdad, Ramón Vinyes era un sabio. Catalán, por supuesto, liberal y sabio…

Huch: Cuando ves sus diarios y notas de lectura, dices: pues es verdad. Uno lee su diario del año 39, mientras vive en Paris o en Toulouse, y encuentra frases como: «Tengo que terminar la lectura porque me duelen los ojos de tanto leer». Es decir, tenia una capacidad asombrosa para leer y además de leer bien, de leer a conciencia porque después tomaba sus notas, hacía sus críticas y le sacaba un jugo enorme a todo lo que leía. Quedas en verdad asombrado de la cultura enorme que poseía, más allá del teatro y la lteratura, en otros campos y en diversas lenguas. Su biblioteca lo demuestra con tantos libros en italiano, en francés, en alemán, en inglés, los que leía sin traducción porque era necesario para él beber en directo de la lengua original de cada creador.

Al parecer, también la lectura, la búsqueda de Faulkner por parte de Gabito, le viene primero de Ramón Vinyes, quien lo admiraba mucho. Después, hará el recorrido por su universo, las poblaciones a orillas del Missisipi…

Pedrals: Vinyes es un sabio porque lo es y porque se lo ha leído todo, como dice García Márquez: él trataba a los clásicos como si hubieran sido sus compañeros de cuarto, porque los había leído a todos y a los modernos también. Un hombre con su conocimiento y formación puede calibrar perfectamente si en ese nuevo escritor está la semilla de un gran autor o va a quedarse ahí.

Les digo, a menos que los sabuesos hayan encontrado indicios en otra dirección, que Gabito y Vinyes no pudieron verse ni hablar de modo personal en un lapso mayor de tres meses. Que, de todas maneras, el novel sobresaliente supo asimilar como una esponja los conocimientos del tutor catalán y que, como otra coincidencia a comprobar, Gabito, Cepeda Samudio y Vinyes nunca estuvieron los tres juntos. Gabo se sienta en el Café Colombia en la misma silla, por decirlo así, que se sentaba Cepeda, durante el tiempo en que este vive en los Estados Unidos. Esta hipótesis les sorprende. Insisto, no hay una sola anécdota o pasaje que incluya a los tres. La más cercana: Vinyes, Cepeda, Vargas y Fuenmayor le envían tres paquetes de libros a Gabito, enfermo en Sucre, Sucre. ¿O fueron libros de todos, pero sólo enviados por tres. Eran tres paquetes. ¿Quién fue el cuarto mosquetero que no envió y por qué? Las preguntas buscan interlocutores.

Pedrals: García Márquez es el autor que ha trascendido, el que se ha divulgado porque ha tenido los vientos a favor, aparte de su enorme calidad literaria desconocemos si en su entorno hay otros escritores de calidad que no hayan tenido su acierto o su suerte…

Lamento tocar un tema más íntimo que privado, pero que ha venido aflorando con cierta timidez: me refiero a la posible homosexualidad de Vinyes. ¿Qué saben ustedes?

Huch: No tenemos tampoco muchos datos en este sentido. Es cierto que la homosexualidad se contempla en alguna de sus obras y en alguna pieza de juventud, como se comentó en las ponencias. Aquello de que parecía un repertorio de perversidades. Eso no quiere decir que su autor fuera homosexual. Al parecer Vinyes trata también en su prosa sensual, decadentista, desarrollada desde 1909, la manifestación del amor homosexual. No sé hasta qué punto hay más de leyenda que de verdad en esa información. A veces, en sus diarios, parece revolotear alguna referencia, pero muy velada, que tampoco da pistas muy veraces en ese sentido. Pero, bueno, parece ser que algo hay, como parece ser también que su relación con su esposa, las dificultades de convivencia que tuvo con María Lucía, sobre todo en la última época, cuando se traslada a otro cuarto y a otra casa para ir a trabajar, demostraría el proceso de empeoramiento de su matrimonio y podría alimentar también un mito como el de su homosexualidad. Se trata, de todos modos, de un tema en el que hemos entrado muy poco y nuestra información es escasa en ese sentido.

Pedrals: La verdad es que esas informaciones me han llegado recientemente. He leído antes unas postales que envió a su familia en su primer exilio, desde Barranquilla, donde ha conocido a su mujer, en las que habla tan entusiasmado de esa relación, de ese noviazgo y de su probable matrimonio que, cuando supe del rumor de su homosexualidad quedé sorprendido. Un homosexual no escribe aquellas cartas, por lo menos no parecía serlo en aquel momento. No he podido profundizar más en ello. Sabemos que sus obras son muy avanzadas para la época que vivió, pero no hay claridad suficiente en ese aspecto.

Huch: Yo tuve ocasión de estudiar e investigar un poco la relación sentimental de Ramón Vinyes con una chica de Berga, un amor sumamente apasionado que, por lo menos de parte de ella, duró hasta la muerte. Es decir, hay una mujer que murió soltera, que se reencontró con Vinyes cuando vino de América la primera vez. La familia de Vinyes era del sector conservador carlista, que reivindicaba la figura de Carlos de Borbón y vivía bajo los preceptos de Dios, patria y el Rey, mientras la familia de la muchacha pertenecía al liberalismo anticlerical, por decirlo así y eso, a principios de siglo, aseguraba una confrontación dramática. Así que ese amor se frustra por cuestiones políticas o también artísticas cuando Ramón, de 30 años, se marcha de Berga a Barcelona.

Cómo es el Vinyes recuperado, hasta hoy. Hágannos, por favor, un retrato del sabio entre los dos.

Pedrals: Vinyes sintió y desarrolló su amor por la literatura desde muy temprana edad. Tuvo la inquietud de irse a Barcelona, donde bebió en los aspectos humanos, sociales y artísticos más avanzados de su época, para luego intentar modernizar el teatro, leyendo mucho, instruyéndose. Cuando empezó aquí a ser representado, no encajaba con lo que era la moda oficial del momento y tomó la decisión de marcharse por primera vez a América. Una decisión personal para cambiar de aire, porque aquí se ahogaba su espíritu creativo. Vinyes es para mí un gran personaje que se desarrolló gracias a su voluntad y a su trabajo férreo. Un creador que tuvo la mala suerte histórica de no poder hacer mucho en su país y la buena suerte de ser bien acogido, hacer discípulos y formar escuela en Colombia. En su lengua, todo lo tuvo en contra, pero tuvo también la buena suerte de ser bien acogido, formar discípulos y hacer escuela en Colombia. Aquí hemos de luchar para colocar a Ramón Vinyes en su sitio. En Colombia también, pero quizá menos.

Huch: Yo lo veo como una figura de gran magnitud, que aún debemos redescubrir. Vinyes tuvo la mala suerte de que, durante muchos años, fue aquí un autor polémico que otros quisieron en cierta forma marginar, un autor que, como se había marchado, no era de aquí ni de allí. Este es un poco el problema. En los años 20, cuando regresa y quiere volver a estrenar teatro en Barcelona, pues los autores que tenían la hegemonía del mismo sienten que él les estorba. ¿Por qué? Porque sus propuestas eran importantes, era demasiado bueno, además pensaba en un teatro distinto al que estaba de moda, aquel teatro de los años 20 y 30 que él llamaba digestivo, teatro de comerciante enamorado. “En cambio mi teatro –decía- es un teatro de combate y de ideas, que luchaba precisamente contra esas otras formas de teatro burgués y facilón. En ese contexto cultural aburguesado que se entretenía con comedias livianas como las de Sagarra y se miraba al ombligo, le costó mucho a Vinyes hacerse a un espacio. Vinyes fue siempre un guerrero e intentó combatir contra ese sector hegemónico en lo artístico y lo político. A finales de 1926, cuando estrena una de sus obras, Leyenda de Brumas, su grupo de actores se ve sorprendido y atacado por otros autores y protagonistas del teatro catalán que quisieron impedir y boicotear a golpes de bastón su presentación, como él lo cuenta en el prólogo de esa misma obra. Desde un punto de vista personal, Vinyes es una figura de dimensión universal, de gran magnitud, que aún está por descubrir y que se va agigantando en el tiempo, a medida que lo descubrimos, que lo estudiamos, que vamos haciendo nuevas aportaciones, publicando su obra, aunque sea parcialmente con un libro de artículos, con un libro de cuentos, con un libro de teatro…
…o con una entrevista como ésta.
"SOMBRAS DE COLORES"
Julio Suárez
info@sombrasdecolores.com



Uno de los motivos principales de esta exposición es la de dar una imagen más colorista y real de la Cuba actual, con fotos realizadas el pasado mesde febrero por varias ciudades de Cuba.

Esta exposición se presentará este mes de junio en Blanes (Girona), con la presencia del nuevo Consul de Cuba, y también la de Pedro Trigo López (anteriormente diplomatico cubano).

La exposición se ofrece a todas las asociaciones, entidades e instituciones que la deseen mostrar en su localidad. En caso de estar interesados podeis visitar la página sombrasdecolores.com , donde podreis observar varias de las fotografias, el material y condiciones, ya que, la intención es que sea itinerante y podamos mostrarla por todo el país.